Un libro clásico revisitado: "20.000 leguas de viaje submarino", de Julio Verne
by Aitor Arozamenapublished onQue Julio Verne fue un visionario es algo que nadie se atrevería a poner en duda. Considerado además uno de los progenitores de la ciencia ficción, su obra es extensa y abarca desde teatro a poesía.
Este libro en particular ─aunque sucede en todos─, para ser de 1869, maneja conceptos tecnológicos muy realistas y asombrosos, lo cual demuestra un esfuerzo documental para la época absolutamente increíble. Inventos como pilas de combustible, bombonas de gas comprimido, generadores de electricidad, catalizadores de gases, depósitos de lastre e inmersión... los explica con soltura y naturalidad. Pero no es lo único que merece la pena de este libro.
Tabla de contenidos
20.000 leguas de viaje submarino va a exprimir tu lado científico (y aventurero)
Tal distancia es calculada por Pierre Aronnax (casi 100.000 kilómetros), a través de los instrumentos de medición del submarino y de su propia habilidad matemática. Obviamente hay que hacer un poco de ejercicio mental para estimar, más o menos, leguas, millas y pies, sobre todo de profundidad.
Hay que ser casi de otro planeta para no conocer, a grandes rasgos, el argumento de este clásico: un monstruo que nadie puede cazar, un barco a la búsqueda de tal criatura contratando expertos, un viaje dentro del monstruo capitaneado por un misterioso personaje. Todo en la época de balleneros, máquinas de vapor, naves de guerra, hundimientos dramáticos y un mar aún sin explorar del todo, sobre todo en los extremos boreales y australes.
Lo que más me ha gustado
Todos los aspectos tecnológicos que trata, siendo un texto más que centenario: electricidad, pilas de intercambio de electrones, catálisis de gases, tecnología de inmersión... realmente es impresionante.
Al final es un libro de aventuras al uso, luego hay acción y momentos clave fantasiosos, que no recordaba a pesar de haber visto la película muy de niño y no pocas veces.
Retomar el libro tras una larga pausa no es problema. Te reenganchas al recorrido de su exploración marítima por donde lo dejaste y ya.
Las citas históricas de exploradores y descubrimientos, así como de inventos y soluciones: el diseño del cable submarino para conectar continentes por telégrafo, por ejemplo.
¡Hay un órgano de tubos que el capitán toca cuando está... ido!
Lo que menos me ha gustado
Listas interminables de fauna y flora. Verne emplea demasiados párrafos describiendo y enumerando especies, familias, géneros y demás. Un rato está bien y es interesante, máxime si te atrae la biología, pero incluso hasta para mí, con fundamentos decentes, es agotador.
Los motivos del capitán Nemo para aislarse de la humanidad (en minúscula, entiéndase como conjunto de habitantes del planeta, porque la Humanidad como concepto lo abraza como nadie). Se deja al aire por completo, sin escarbar.
La resolución final, con diferencia. ¿Abrupta o improvisada? A mí me lo parece. Como si necesitara más dedicación o una tercera parte (el libro estaba inicialmente dividido en dos partes). Tal vez fuera la intención.
¿Y la película de 20.000 leguas de viaje submarino? Pues es de 1954, el primer largometraje producido por Disney, con un "joven" Kirk Douglas haciendo de ballenero, resultando en un clasicazo de la época. De lo que recuerdo gratamente en cinta VHS a lo que sería hoy un revisionado, puede haber un abismo más grande que una fosa marina, así que no me atrevo a criticar. ¿Y no hay remake? Llevan quince años mareando posibles remakes/spinoffs en películas y series potenciales, siempre cancelados por uno u otro motivo, incluso después de haber gastado millones en pre-producción. Ahora bien, para hacer una mamarrachada blockbuster simplón, mejor que se lo ahorren. Ya vale de maltratar producto original, por favor.
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